Londres 2004. Puerta de Hyde Park. Las inconfundibles cabinas rojas asoman por toda la ciudad anunciando a los viajeros los limites de la inmensa urbe londinense.
"Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia. Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta. Son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón"
No hay comentarios:
Publicar un comentario